El Ki’ichkelem póop

 

Ki’ichkelem póop (petate hermoso)




Los mayas, como otras culturas mesoamericanas, desarrollaron sociedades complejas con una clara estratificación social entre los que destacan: gobernantes, sacerdotes, artistas, guerreros, entre otros. Varios de estos grupos sociales utilizaban elementos de su entorno para demostrar su estatus social. Destacan pieles de jaguar, penachos con plumas de quetzal, armas de obsidiana, collares y orejeras de jade y accesorios como el petate, símbolo de realeza y nobleza de los gobernantes, a quienes se les nombraba en el idioma maya como Jo’ol póop “El de la estera o petate”.

 

Producto de esta herencia maya, destaca el poblado de Nunkiní como el único lugar que ha mantenido este arte milenario en el tejido de petates llamado Ki’ichkelem póop “petate hermoso”, cuyas figuras geométricas y simétricas se basan en utilizar el sistema vigesimal para contar las varitas de la palma de veinte en veinte (junk’al, ka’k’al) y así sucesivamente para obtener un artículo suntuario que se colocaba como asiento de los gobernantes. La belleza y el conocimiento de un sistema matemático aplicado al petate o póop representaban un saber exclusivo de los artistas mayas y hoy en el estado de Campeche existen elementos identitarios del pasado que permean la vida de los mayas eternos.




 

La tradición del tejido del petate se ha conservado a través de portadoras del conocimiento, de generación en generación, conservando una carga simbólica. Las portadoras son mujeres que trasmiten su saber a las hijas, quienes deben ser solteras y no vivir en pareja.

El póop es la hoja de una especie de carrizo de la región de los petenes, que se corta antes de que empiece la temporada de lluvias. Se separa la hoja del tallo y se aparta el material que se utilizará para tejer, que puede tener el color natural o teñirlo con tintes vegetales. El proceso de teñido debe realizarse en una noche de luna llena. La fibra se amarra en forma de bola de estambre, con la parte lisa hacia afuera, y se hierve toda la noche para garantizar que impregne completamente, debido

a que la cara de la fibra es repelente al tinte.



 

El petate se va tejiendo como en telar, intercalando las fibras y apretando el tejido con los dedos. El pie de la tejedora debe estar descalzo, ya que es utilizado para estirar la fibra al inicio del tejido.

El petate tradicional no tiene figuras. Cuando se combina con colores, por lo general, se forman cuadros; mientras que el Ki’ichkelem póop se caracteriza por presentar dibujos y figuras diversas a través del tejido. Con esta palma se elaboran también bolsos, canastos, portadocumentos, entre otras artesanías.


M. en C. Antropológicas Cessia Esther Chuc Uc

Investigadora del Centro de Español y Maya de la UAC

 

     Artesana en fibras vegetales María Tzeek Tzeek



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