MIGUEL ÁNGEL NADAL BURGOS
Campeche, Cam.
edad en Campeche, haciendo suya esta tierra; fue aprendiz de un orfebre tradicional que trabajaba el carey antes de que la actividad fuera prohibida, siendo pequeño cerca de los nueve años.
Esta labor se arraigó profundamente en él, dejándole desde entonces muchas satisfacciones. La inquietud, característica siempre presente en don Miguel, al no contar con el carey lo llevó a aprender a trabajar el cuerno de toro y el hueso.
Con franqueza, don Miguel habla,… “He logrado sacar adelante a mi familia con la venta de artesanías, a todos mis hijos les di una carrera... Aprendí a trabajar el cuerno por una plática que tuvo mi esposa con el carnicero, que le dijo de un familiar que trabajaba con este material, empezamos a ver qué podíamos hacer. Tardamos mucho tiempo para aprender a manejarlo, ahora mi producto es de calidad, y contribuyo a mantener viva una tradición en Campeche”, motivo por el cual, él siente orgullo de su identidad como artífice.
Para el artesano el proceso de creación se inicia al observar detenidamente el trozo de cuerno e ir dejando que la forma del mismo le dicte el objeto que lleva dentro, respetando el color que naturalmente tiene la veta del cuerno, que puede ser desde la suavidad de los tonos claros, hasta la sobriedad y elegancia del negro. Ya desodorizada la materia prima, la ablanda y aplana, para darle la forma que el artesano, inspirado, decida. Con un molde, traza las líneas utilizando una aguja sobre el cuerno aplanado, pasa una tiza para hacer visibles los trazos y poder cortarlo con segueta muy fina. Con maestría se inspira en acabados tipo filigrana, perfora y hace los cortes necesarios para delinear las delicadas curvas que formaran el diseño. Ya listos los cortes se limpian las asperezas y se realiza el pulido final con un disco forrado de casimir, que gira con la ayuda de un motor. Finalmente le coloca herrajes, bisagras o alambre enchapado para concluir la pieza.
En cuanto al hueso que debe ser la “canilla” del toro, se trabaja siguiendo el mismo procedimiento que con el cuerno de toro, don Miguel nos comenta que este material es ideal para incrustaciones o piezas ensambladas, ya que contrasta con los colores del cuerno, dándole una belleza muy particular. Para don Miguel, los detalles son una parte esencial al momento de crear sus piezas, el tiempo es un aspecto que no le preocupa, no importan las incontables horas que emplea para ir perfilando a detalle; en ocasiones improvisa herramientas para lograr afinar sus obras. Disfruta ver que con el trabajo de sus manos van saliendo, de diferentes trozos de cuerno, los necesarios para matizar.
La Familia entera participa, de una u otra forma, en un espacio de convivencia íntima y amena, aprovechan la oportunidad para trabajar y comentar lo ocurrido durante la jornada. Cada miembro tiene una tarea, sobre todo cuando participan en eventos de comercialización fuera o dentro del estado. Orgulloso, nos relata Don Miguel los reconocimientos obtenidos a lo largo de su trayectoria como artesano, en el 1er Premio Estatal de Artesanías del año 2000, fue merecedor del tercer lugar con una singular representación en miniatura de una “Granjita Regional” hecha con cuerno; en el mismo año participó con un “Abanico” también en cuerno, bella pieza que recuerda los tiempos de antaño, cuando era parte indispensable del atuendo femenino, galardonado con el primer premio en la VIII Exposición y Concurso Nacional “Las Manos de México”. Y por último pero no menos importante, en el III Premio Estatal de Artesanías en el año 2001, ganó el primer lugar con “Los pregoneros”, pieza que evoca una de las canciones tradicionales del estado.
Entusiasmado revela que pronto recibirá su nombramiento como Maestro de Arte Popular, mención distintiva que le otorgará la Fundación Cultural Banamex, por su entrega, amor, y desempeño. Al conocer a don Miguel, apreciamos su entusiasmo por aprender y ser mejor día a día, reflexivo, expresa su convicción al comentarnos que cuando tiene la oportunidad, aprovecha para capacitarse en el manejo de nuevas herramientas y técnicas.
Mario Alberto, hijo de Don Miguel, y uno de los custodios de esta herencia familiar, aprendió de su padre el arte de tallar el hueso y el cuerno de toro. Los sueños y fantasías que pueblan su mente juvenil son tallados en estos materiales, logrando con esto llaveros, collares, portarretratos, baúles, entre otros objetos. Campechano de nacimiento, con 31 años de edad, recuerda que desde los siete años, su padre además de enseñarle esta noble labor, le inculcó la pasión por la actividad, algo tímido nos dice,...“Estoy comprometido con mi maestro para superarlo, hasta hoy mis objetivos van por buen camino; este material no es fácil de manejar. Con mi papá, invento nuevos productos, pero lo importante es que guste al cliente”.
Aunque también trabaja la madera, él se especializa en el hueso y el cuerno de toro. Al igual que su padre, sigue los procesos que moldearán la pieza inspirada por el artesano y, de esa manera, descubrir los diseños que guarda. Con especial cuidado selecciona el trozo de cuerno que utilizará, sentado frente a la mesa de trabajo, en el espacio que a él le corresponde, con la luz natural observa los matices acordes y propicios para el trabajo.
Por lo general, Mario puede elaborar hasta 50 piezas sencillas como llaveros, plumas, entre otros, con la condición de dedicarse tiempo completo a su labor para lograrlo. Al trabajar productos más complejos, como para concursos o exposiciones, emplea alrededor de tres meses o más, todo depende de lo laborioso de la obra.
Por pedidos o encargos, comercializa en su domicilio o en exposiciones. La belleza, calidad y técnica refinada en sus obras, lo han hecho acreedor por tres años consecutivos del primer lugar en el Premio Estatal de Artesanías Campechanas, en las emisiones de 1997 al 2000; en las Manos de México, certamen realizado en 1998, su original diseño le hizo ganar el segundo lugar con un “Barco Pirata” de 22 centímetros de eslora, también nos menciona de la presea recibida en el concurso realizado en Morelia, llamado Reminiscencias Prehispánicas en el Arte Popular Contemporáneo en el 2000, con un segundo lugar.
Don Miguel y Mario, en su compromiso por perpetuar y difundir la actividad, han impartido cursos de capacitación en varios municipios del estado y en la Ciudad de Mérida, Yucatán. La familia Nadal se caracteriza por su empeño y dedicación para instruir, elementos que se manifiestan en el momento de ver los resultados obtenidos por sus discípulos. Para concluir, Mario nos comenta: “Pienso que los artesanos debemos de intercambiar técnicas y experiencias de nuestro trabajo para enriquecer la artesanía en cuerno y hueso de toro que es de mucha calidad en Campeche”. Con satisfacción, don Miguel observa orgulloso que su hijo sigue sus pasos, inclusive cuando participan ambos en concursos y la pieza de Mario es la ganadora, es su padre quien celebra el acontecimiento.
Extracto del libro “Arte Popular en Campeche” Primera edición 2003.
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