Lección de fantasía y sensibilidad.


Jarra de vidrio, cesta de mimbre, huipil de manta de algodón, cazuela  de madera: objetos hermosos, no a despecho, sino gracias a su  utilidad. La belleza les viene por añadidura, como el olor y el color a las flores. Su belleza es inseparable de su función: son hermosos porque son útiles. Las artesanías pertenecen a un mundo anterior a la separación entre lo útil y lo hermoso. 
El objeto industrial tiende a desparecer como forma y a confundirse con su función. Su ser es su significado y su significado es ser útil. Está en el otro extremo de la obra de arte. La artesanía es una mediación: sus formas no estánregidas por la economía de la función sino por el placer, que siempre es un gasto y que no tiene reglas. El objeto industrial no tolera lo superfluo; la artesanía se complace en los adornos. Su predilección por la decoración es una transgresión de la utilidad. Los adornos del objeto artesanal generalmente no tienen función alguna y de ahí que, obediente a su estética implacable, el diseñador industrial los suprima. La persistencia y proliferación del adorno en la artesanía revelan una zona intermediaria entre la utilidad y la contemplación estética.

En la artesanía hay un continuo vaivén entre la utilidad y la belleza; ese vaivén tiene un nombre: placer. Las cosas son placenteras porque son útiles y hermosas. La conjunción copulativa define a la artesanía, como la conjunción disyuntiva define al arte y a la técnica: utilidad o belleza. El objeto artesanal satisface una necesidad de recrearnos con las cosas que vemos y tocamos, cualesquiera que sean sus usos diarios. Esa necesidad no es reducible al ideal matemático que norma al diseño industrial, ni tampoco al rigor de la religión artística. 
El placer que nos da la artesanía brota dela doble transgresión: del culto a la utilidad y a la religión del arte. En general, la evolución del objeto industrial de uso diario ha seguido a la de los estilos artísticos. Casi siempre ha sido una derivación —a veces caricatura,  otras copia feliz— de la tendencia artística en boga. El diseño industrial ha ido a la zaga del arte contemporáneo y ha imitado los estilos cuando éstos ya habían perdido su novedad inicial, y estaban a punto de convertirse en lugares comunes estéticos.

- Octavio Paz

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