Alfarería y cerámica

Artesana Cecilia Pan, Tepakán, Calkiní.

La alfarería y la cerámica campechana son tan antiguas como la cultura maya misma, en el pasado se elaboraban todo tipo de objetos de uso cotidiano y ritual aunque de manera rudimentaria, sin embargo esta técnica, al igual que otras ha ido evolucionando y hoy día se produce una cerámica perfeccionada. El barro transformado en variedad de diseños y formas, adquiere una rica expresión artística, al ser convertido con las manos creadoras en objetos diversos de uso ritual, ornamental y utilitario.

Trabajado con técnicas antiguas en todo su proceso, la alfarería encuentra su máxima expresión dentro del Estado en la comunidad de Tepakán del Municipio de Calkiní, donde también desde hace un tiempo se elabora cerámica con arcillas procesadas. Se habla de dos tradiciones en cerámica: la de alta temperatura, cuya cocción alcanza hasta los 1200° C, y la alfarería que requiere de menos de 900° C.

La cerámica de Campeche conserva aún los diseños que reflejan sus fuertes raíces, revive las costumbres de nuestros antepasados y hace sentir que la fuerza de la gran cultura maya continúa vigente a través de las centurias.

Vasija de agua contemporánea.

El proceso tradicional inicia con la recolección de la materia prima, la cual generalmente se extrae del subsuelo en la comunidad o en yacimientos cercanos, se utilizan barro, sascab, la tierra roja, k´ancab y la tierra negra, xtacob; ya obtenida toda la materia, prima se inicia con la técnica de preparación. Para la elaboración de las piezas es utilizado un torno manual, dándole vueltas con la ayuda de los pies y generalmente sin ningún molde, únicamente con imaginación y experiencia realizan la pieza deseada, usualmente pintan con k´ancab, para luego hornear las piezas, como último paso se lleva a cabo el proceso de selección para su venta.

La elaboración de cerámica de alta temperatura, se realiza en un horno específico para quemar las piezas a 1,200 grados centígrados. Es característica de los artesanos tepakenses la habilidad para moldearlas, decorarlas, vidriarlas y manejar el tiempo justo para el acabado final de los productos de tipo ornamental, utilitario o ceremonial. Tratándose de piezas decorativas, el proceso inicia con el moldeado y vaciado en yeso, se procede al perfeccionamiento y al pulido de la pieza hasta llegar al decorado, se continua con el esmaltado y se le dan los retoques finales para introducirlas al horno, por último se retiran del horno para pasar por el proceso de control de calidad y la selección para su comercialización.

Extracto de libro. Arte Popular en Campeche. México. 2003


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